Para un roto y un descosió
Recuerdo a mi abuela caminando a casa desde el mercado, su bolsa shopper colgada del brazo. Una de esas que duraban años. De rayas de colores, bien hechas, bien resistentes. En ella llevaba pan crujiente, una botella de leche de cristal que devolvería al día siguiente y verduras frescas envueltas en papel.
Nada se rompía. Nada se desperdiciaba.
Las cosas se hacían para durar. Para acompañarte. Para que las usaras una y otra vez.
No existían las bolsas de plástico. No existía eso de usar y tirar. Porque todo tenía valor: lo que llevabas, y lo que lo contenía.
Por eso, con nuestros bolsos shopper, volvimos a ese pensamiento.
Algo que te sirva para un roto y un descosió como decía ella, que la puedas llevar al trabajo por la mañana con lo que necesites y que de vuelta a casa tengas espacio para las pequeñas compras de diario. Sin necesidad de recurrir a las bolsas de plástico, que acaben vete a saber tú donde.
Debo reconocer que nuestros bolsos no son con rayas y multicolor, pero tenemos muchos colores. Bolsos shopper de piel resistentes. que no caducaran y permanecerán en tu vida, eso si te lo puedo decir,
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